En una contundente declaración, el gobierno de la Franja de Gaza, bajo el control de Hamás, ha expresado su oposición firme a los planes del Estado israelí, catalogándolos como una reminiscencia de los guetos nazis. Este pronunciamiento se realizó el miércoles, en respuesta al reciente anuncio de Israel sobre un sistema de ayuda humanitaria que, según los líderes gazatíes, implicaría un aislamiento forzado de su población.

La Oficina de Medios del Gobierno de Gaza publicó un comunicado a través de su canal de Telegram, denunciando que la propuesta israelí se configura como un "antecedente a nuevas y brutales formas de genocidio", en el contexto del control y la distribución sistemática de la ayuda humanitaria, lo que refleja una estrategia de aislamiento.

El plan revelado por las autoridades israelíes el pasado domingo incluye la creación de centros de distribución administrados por una fundación internacional, financiada por donantes de diversas naciones y organizaciones benéficas. Según esta iniciativa, las familias serían convocadas semanalmente para recoger un paquete de ayuda que supuestamente les abastecería para siete días.

El rechazo a esta propuesta no se ha hecho esperar, ya que múltiples organismos de la ONU y ONGs activas en Gaza han manifestado su desacuerdo. La Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA), que se unió a esta postura el lunes, ha argumentado que el plan israeli no respeta los principios humanitarios esenciales de imparcialidad, neutralidad e independencia.

OCHA ha calificado la actual situación de Gaza como una extensión del genocidio, haciendo referencia al contexto de represión vivido durante los últimos diecinueve meses y destacando que ello supone una grave violación del Derecho Internacional, así como de las Convenciones de Ginebra y los Derechos Humanos.

Además, el gobierno de Gaza ha denunciado el cierre de los puntos de acceso fronterizo por parte de Israel, describiéndolo como una violación de sus obligaciones internacionales. Este cierre ha obstaculizado la entrada de alimentos, medicinas y otros bienes esenciales, llevando a la crisis humanitaria hasta un punto donde panaderías y hospitales se ven amenazados con su cierre total.

Las autoridades gazatíes han señalado que este bloqueo constituye una política de inanición sistemática, equiparándolo a un crimen de guerra e incluso a un genocidio. En este contexto, han responsabilizado a la ocupación israelí y a naciones complices —como Estados Unidos, Reino Unido, Alemania y Francia—, de la continuidad de esta crisis humanitaria, pidiendo que la comunidad internacional no se quede inmóvil frente a la catástrofe.

Por último, han realizado un llamado a los países árabes y musulmanes, instándolos a cumplir con sus responsabilidades históricas y humanitarias, demandando acciones inmediatas y efectivas para apoyar al pueblo palestino en la Franja de Gaza.