
En un día lleno de reflexión y descubrimientos, el actor alemán Idan Weiss compartió con entusiasmo su proceso creativo como protagonista de la película 'Franz', una obra que compite por la Concha de Oro en el Festival de San Sebastián. Esta cinta traza la vida del icónico escritor Franz Kafka, desde su nacimiento en Praga en 1883 hasta su prematura muerte a los 40 años en 1924, a consecuencia de la tuberculosis. La cinta no solo es un retrato biográfico, sino un profundo viaje psicológico a través de la mente compleja del autor.
En la conferencia de prensa, Weiss reveló que encontró en el tenista español Rafa Nadal una fuente de inspiración para encarnar a Kafka. El actor comentó que la personalidad única de Nadal, marcada por sus "tics" y su intensa concentración, le ayudó a capturar la esencia “neurótica” del célebre escritor. La aclamada directora Agnieszka Holland, devota admiradora de Nadal, también subrayó cómo estas peculiaridades en el juego del tenista aportaron un matiz especial al personaje.
Weiss confesó que la tarea de dar vida a Kafka fue todo un reto, sobre todo en la construcción del “silencio interno” que caracterizaba al escritor. El actor se sumergió en la vasta bibliografía de Kafka, así como en adaptaciones y análisis de su obra. Para meterse a fondo en esta travesía emocional, incluso se retiró a su hogar, buscando conectarse con los momentos más sombríos de su vida que resonaban con la lucha interna del autor.
“Tuve medio año para prepararme. Regresé a una fase pasada de mi vida marcada por la depresión, buscando entender esos instantes difíciles. Pasé dos meses recluido, sumergiéndome en una energía más oscura”, relató Weiss, dejando entrever la intensidad de su método interpretativo.
La directora, Holland, no escatimó en elogios hacia Weiss, destacando su sorprendente parecido físico con Kafka, algo que le preocupaba profundamente. Según ella, Kafka se distingue por tener un imaginario potente, especialmente en su ciudad natal, Praga, lo que añade una dimensión especial a su representación en pantalla.
Una vez que vio el aspecto del actor, Holland se dio cuenta de que reflejaba fielmente el alma de Kafka. “Quizás no necesitaba hacer tanto trabajo”, bromeó la cineasta, recordando cómo su primer encuentro con las obras de Kafka ocurrió cuando tenía solo 14 años. También reflexionó sobre cómo el escritor fue visto como un “burgés degenerado” en Checoslovaquia, un estigma que lo llevó a ser poco reconocido hasta bien entrada la Segunda Guerra Mundial.
La cineasta comentó que detrás de la biografía de Kafka hay una complejidad intrigante; ella lo percibe como una figura “neuroatípica”. “Creo que en él había algo que hoy describiríamos como parte del espectro autista, incluyendo el Asperger”, sugirió, aportando una visión moderna à la condición de Kafka.
Holland expresó su preocupación por la falta de interés de las generaciones jóvenes en la obra de Kafka, aunque se mostró esperanzada al enfatizar que “su marca y su singularidad” siguen siendo atrayentes. La directora compartió experiencias en las que grupos de jóvenes, inicialmente ajenos a Kafka, mostraron una conexión inmediata con la historia narrada en la película, lo que la motiva a seguir promoviendo su legado literario.
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