El día 24 de octubre en Madrid, se presentó un informe crucial sobre el Índice de Precios de Consumo (IPC) en Estados Unidos, revelando que en septiembre alcanzó un 3% interanual. Este dato representa un ligero incremento de una décima en comparación con el mes anterior, según lo indicado por la Oficina de Estadísticas Laborales del Departamento de Trabajo.

Por otro lado, el índice subyacente, que omite los precios más volátiles de alimentos y energía, también cerró el noveno mes del año con un incremento del 3%. Sin embargo, esta cifra es una décima inferior a la registrada en meses anteriores y se trata del aumento más moderado desde julio.

En términos de precios, los alimentos experimentaron un notable incremento del 3,1%, mientras que los costos de la energía crecieron un 2,8% en comparación con el mismo mes del año anterior. Estos aumentos impactan de manera significativa en el presupuesto familiar y en la percepción del bienestar económico.

Al analizar las cifras mensuales, se observa una desaceleración en el crecimiento general del IPC, que se moderó al 0,3%, en comparación con el avance de cuatro décimas del mes anterior. Por su parte, el índice subyacente también mostró una caída, descendiéndo al 0,2%, lo que refleja un leve enfriamiento en la presión inflacionaria.

Los datos de septiembre, que decidieron publicarse con retraso debido a una 'paralización' gubernamental en Estados Unidos, podrían tener implicaciones importantes para la política monetaria de la Reserva Federal (Fed). Este organismo está intentando encontrar un equilibrio entre combatir la inflación persistente y manejar la desaceleración en el mercado laboral, creando un delicado dilema que afecta a la economía en su conjunto.