En un contexto marcado por tensiones escalofriantes en el Medio Oriente, la Casa Blanca ha hecho hincapié en la "relación de trabajo sólida" que sostiene el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu. A pesar de mantener una comunicación constante, la más reciente serie de bombardeos israelíes en Siria ha dejado claro que existen momentos de sorpresa que desafían esa cercanía.

La portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, confirmó que los ataques llevados a cabo por el Ejército israelí la semana pasada, en medio de un conflicto entre milicianos drusos y beduinos en Siria, sorprendieron al mandatario estadounidense. Entre los objetivos figuraron áreas cercanas a la capital, Damasco, lo que ha generado una oleada de críticas y cuestionamientos sobre la lejanía entre la retórica diplomática y las realidades violentas en la región.

Leavitt resaltó la rápida respuesta de Trump, quien se comunicó de inmediato con Netanyahu para expresar su preocupación por ambas situaciones: los bombardeos en Siria y un ataque que dejó tres fallecidos en la única iglesia católica de Gaza. En este último caso, Netanyahu se apresuró a emitir un comunicado donde se disculpaba y afirmaba que el ataque había sido accidental, un gesto que, como se informó, llegó tras la conversación con el presidente estadounidense.

Además, Leavitt mencionó la intervención del secretario de Estado, Marco Rubio, en el contexto de Siria, donde se logró un acuerdo de desescalada que busca poner fin a las hostilidades actuales. Esta dinámica pone de relieve no solo la intrincada relación entre Estados Unidos e Israel, sino también la urgente necesidad de una respuesta más coordinada y efectiva ante los conflictos que siguen desgarrando a la región y afectando a su población civil.