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La Real Fábrica de Tapices revive una obra del siglo XVII de Geraert Peemans, enfrentando desafíos de conservación.

La Real Fábrica de Tapices revive una obra del siglo XVII de Geraert Peemans, enfrentando desafíos de conservación.

En un emocionante acontecimiento que resalta la conexión cultural entre España y América Latina, la Real Fábrica de Tapices ha inaugurado en el prestigioso Jockey Club de Buenos Aires la restauración de una obra maestra de su colección, el tapiz titulado 'Aureliano herido a las puertas de Palmira'. Esta pieza, creada por el renombrado artista Geraert Peemans en el siglo XVII, se basa en los cartones de Justus van Egmont, y su presentación en Argentina subraya la importancia de la preservación del patrimonio artístico.

La restauración de esta valiosa obra ha sido un verdadero desafío. Según fuentes de la institución, el estado en el que llegó el tapiz era alarmante, lo que llevó a los expertos a implementar un proceso extremadamente complicado de estabilización. Este esfuerzo se enmarcó en estándares internacionales de conservación, que promueven la intervención mínima, la reversibilidad de los tratamientos y un profundo respeto por la obra original, pilares que garantizan una recuperación fiel y ética del patrimonio cultural.

Entre los múltiples daños que presentaba el tapiz se encontraban una acumulación de suciedad, deterioros estructurales y deformaciones, además de intervenciones previas que consistieron en parches y retejidos. Estos reparos habían creado tensiones en la pieza, complicando aún más la restauración. La mayor dificultad, según explicaron los encargados, fue la eliminación del adhesivo utilizado en estos parches, un trabajo que exigió precisión y paciencia.

Para abordar estas complicaciones, el equipo de la RFT realizó exhaustivas investigaciones que culminaron en la aplicación de un tratamiento especializado con enzimas. Esta técnica permitió desnaturalizar el adhesivo, alterando sus propiedades físicas y, así, facilitó la remoción de una gran parte de los parches que habían sido colocados anteriormente, un paso crucial en la recuperación de la obra.

Una vez realizado este proceso, se llevó a cabo un lavado acuoso en las instalaciones de gran escala de la RFT, diseñado para minimizar los riesgos asociados con la limpieza de obras de arte. Este procedimiento utilizó un sistema de inmersión controlada que garantiza la eliminación completa de la suciedad, empleando tensioactivos de alta calidad y de origen natural, lo que subraya el compromiso de la institución con técnicas de conservación sostenibles.

Tras la limpieza, se inició la consolidación de las áreas más afectadas y la preparación del tapiz para un sistema de suspensión que garantice su preservación sin causar daño adicional. Esta atención meticulosa al detalle es lo que distingue a la RFT en su labor de custodia del patrimonio artístico.

El tapiz, perteneciente a la serie 'Historia de Zenobia, reina de Palmira', ilustra el dramático asedio de la ciudad de Palmira y el eventual final del reinado de Zenobia. La trama se centra en Aureliano, el emperador romano, quien se encuentra ante las murallas de la ciudad, sintiendo el peso de la fatiga de la guerra y la incertidumbre de lo que vendrá. Su carta a la reina, en la que promete honores y respeto a los antiguos privilegios de Palmira a cambio de su rendición, agrega una dimensión de tensión política a esta historia épica.

Zenobia, en un acto de dignidad y resistencia, rechaza la oferta, confiando en la llegada de sus aliados persas. Sin embargo, el destino le tiene preparado un desenlace trágico, ya que las fuerzas persas son interceptadas, y su huída culmina en un intento desesperado de cruzar el Éufrates antes de caer en manos romanas.

Este tapiz, en particular, captura la intensidad de una batalla feroz, donde las fuerzas opuestas se enfrentan con furia. En la composición, Aureliano destaca en el primer plano, vestido con una coraza brillante y una capa, mientras la fatal flecha le ha atravesado el muslo izquierdo. Un soldado se apresura a sostenerlo y evitar que se desplome, mientras una alegoría de la Victoria extiende hacia él una corona de laurel, simbolizando no solo el conflicto en el campo de batalla, sino también la eterna lucha por el poder y la dignidad.