León XIV revela sus pasiones: lectura, caminatas y viajes, en espera de su nombramiento como cardenal.

En Madrid, el 9 de mayo, el nuevo Papa León XIV se presenta como un líder con pasiones y un estilo de vida que reflejan una conexión con la humanidad. Con una marcada afición por el tenis, la lectura y las actividades al aire libre, el pontífice, conocido anteriormente como el obispo Robert Prevost, compartió en una conversación con la Orden de San Agustín que disfruta de explorar el campo y descubrir nuevos destinos.
Cuando se le preguntó sobre sus preferencias durante el tiempo libre, el Papa reveló su amor por el tenis, declarando que su afición por este deporte se ha visto limitada desde su salida de Perú. "Mi deseo de volver a la pista es fuerte", afirmó con entusiasmo, dejando entrever su anhelo por retomar esta actividad.
Prevost también enfatizó la importancia de mantener relaciones significativas. "Aprendo de la diversidad de las personas que conozco", comentó, indicando que la conexión con otros es uno de los mayores regalos de su vida. Como agustino, valora la riqueza de la comunidad y la capacidad de escuchar y compartir experiencias con quienes lo rodean, lo que considera fundamental para establecer amistades genuinas.
En enero de 2023, el Papa Francisco lo nombró Prefecto del Dicasterio para los Obispos, una decisión que tomó por sorpresa a Prevost. "Aceptar esta responsabilidad fue una cuestión de obediencia", subrayó, reiterando su compromiso con la Iglesia y su disposición a servir en los roles que le son encomendados.
Desde su posición, Prevost enfrenta el desafío de identificar y seleccionar a posibles obispos en todo el mundo. Además, su función principal implica acompañar a aquellos que son nombrados obispos en su desarrollo espiritual y pastoral. "Es esencial que estos líderes crezcan en su experiencia y fe", anotó Prevost, subrayando la importancia de un ministerio sólido.
Al reflexionar sobre las cualidades de un buen obispo, Prevost detalló que, más allá de las habilidades administrativas, lo crucial es proclamar a Jesucristo. "Su vida debe ser un ejemplo vivo de la fe que inspire a los fieles a participar activamente en la comunidad de la Iglesia", indicó. Su enfoque centra la atención en la necesidad de guiar a otros hacia el conocimiento de Cristo.
En medio de su proceso de convertirse en cardenal, Prevost abordó las dificultades que enfrenta la Iglesia en la actualidad para propagar el Evangelio. Reconoció que las diferentes realidades culturales y sociales en el mundo influyen en cómo se lleva a cabo esta misión. "Las urgencias varían entre países como Italia, Estados Unidos o Perú, pero el llamado esencial es el mismo: predicar el Evangelio en todos los rincones", añadió.
Sobre la Nueva Evangelización, destacó que la prioridad no debería ser simplemente buscar más vocaciones. "Nuestro enfoque debe ser vivir y compartir el Evangelio de manera auténtica, lo que a su vez atraerá a otros hacia la fe", expresó con convicción, reconociendo que el momento actual puede presentar desafíos en la generación de nuevas vocaciones.
Prevost también subrayó la importancia de reconocer el papel de los laicos dentro de la Iglesia, considerándolos como agentes valiosos en la misión evangelizadora. "Hemos aprendido que su aportación es fundamental”, señaló, defendiendo la necesidad de valorarlos y empoderarlos en sus respectivas comunidades.
El nuevo pontífice consideró que la diversidad dentro de la comunidad religiosa no debe percibirse como una amenaza, sino como una riqueza que refuerza la misión de la Iglesia. "Debemos evitar confundir la unidad con la uniformidad", advirtió, subrayando que la verdadera unidad respeta y celebra la diversidad de las experiencias de fe.
Prevost ofreció un mensaje esperanzador a aquellos seminaristas que atraviesan momentos de duda, enfatizando que la llamada del Señor es genuina. "No teman abrir sus corazones a esta invitación”, les animó, recordando su propia experiencia de perseverancia durante su formación religiosa.
Finalmente, enfatizó que la perseverancia es un don divino que hay que atesorar. "Durante la vida, todos enfrentamos dificultades. Lo esencial es no rendirse, ya que la perseverancia es clave para alcanzar nuestras metas y, en última instancia, crecer en nuestra vida espiritual", concluyó con una reflexión profunda sobre la fe y el compromiso con la Iglesia.
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