El juicio que ha mantenido en vilo a la opinión pública durante seis meses ha llegado a su fin, con el exvicepresidente Rodrigo Rato defendiendo su inocencia.

Madrid fue el escenario donde Rato se refirió a la investigación en curso contra el despacho fundado por Cristóbal Montoro, creado para ensombrecer su propia imagen y acusarlo de prácticas ilícitas.

Tras 56 sesiones, el exministro Rato ha rechazado las acusaciones de la fiscalía, argumentando que su defensa ha presentado pruebas consistentes que desmontan el castillo de naipes fabricado en su contra.

En declaraciones ante el tribunal, Rato ha señalado una serie de comunicaciones que revelan las artimañas utilizadas para ponerlo en esta situación comprometida.

Las comunicaciones entre altos cargos del Ministerio de Hacienda, reveladas por Rato, dejan entrever una conspiración para investigarlo y enjuiciarlo injustamente.

Estas pruebas muestran cómo se fraguó su detención y registro domiciliario, en un intento por desprestigiarlo y enlodar su reputación.

El exministro se ha mostrado consternado por el largo y doloroso proceso al que él y su familia han sido sometidos, acusando de sufrimiento innecesario a todos los implicados en este entramado judicial.