
En un giro significativo en la política internacional, el Gobierno chino ha expresado su disposición este miércoles a aceptar la deportación de migrantes chinos que se encuentran en Estados Unidos, en el contexto de la polémica que ha generado la nueva política migratoria de la Administración Trump. Esta situación no solo ha levantado controversia, sino que también ha provocado una crisis diplomática con Colombia, revelando las tensiones que surgen en torno a los temas de migración.
Durante una conferencia de prensa, Mao Ning, portavoz del Ministerio de Exteriores de China, dejó claro que Beijing mantiene una postura firme en su oposición a cualquier forma de migración ilegal, manifestando que esto es fundamental para sus principios. Según indicó, las autoridades chinas están dispuestas a cooperar de manera práctica con diversas agencias de inmigración, incluidas las estadounidenses, con el objetivo de alcanzar soluciones efectivas en el manejo de esta situación compleja.
La funcionaria subrayó que, en lo que respecta a las deportaciones, China seguirá un proceso riguroso en el que se prioriza la verificación de la identidad de los migrantes antes de aceptar su repatriación. “Aceptaremos a los ciudadanos chinos que se verifique que son del territorio continental”, enfatizó, asegurando que el país está comprometido con los procedimientos adecuados para garantizar que solo aquellos con la debida documentación regresen a su hogar.
En cuanto a la tensa disputa entre Estados Unidos y Colombia, Mao Ning destacó que este conflicto es una cuestión bilateral que no involucra a China. Expresó la esperanza de que ambas naciones logren resolver este desacuerdo de manera adecuada y pacífica. La problemática escaló a tal punto que la Administración Trump consideró imponer medidas arancelarias a Colombia, lo que añade una capa extra de complejidad a las relaciones diplomáticas en la región.
Finalmente, en un movimiento que ha llevado a una rápida desescalada en la situación, el presidente colombiano, Gustavo Petro, ha dado luz verde a la llegada de vuelos con migrantes expulsados. En un tono conciliador, Petro confirmó la llegada de dos aviones y aseguró que los compatriotas que regresen al país serán recibidos con los brazos abiertos, marcando así un paso positivo hacia la resolución de la crisis que había generado ansiedad tanto a nivel local como internacional.
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