Este martes se ha marcado un hito en la historia política de Francia con la entrada en prisión del expresidente Nicolas Sarkozy, quien comenzará a cumplir una pena de cinco años tras ser hallado culpable de recibir financiamento ilícito de la dictadura de Muamar Gadafi para su campaña electoral. En un comunicado, Sarkozy ha calificado este evento de "escándalo judicial" que, según él, "humilla" a todo el país.
Sarkozy, que se convierte en el primer exmandatario francés en ser encarcelado, dejó su hogar temprano en la mañana, acompañado de su esposa, Carla Bruni, y su equipo legal, dirigiéndose a la prisión de La Santé en París bajo un fuerte despliegue de seguridad.
A pesar de que la condena aún no es definitiva, un juez dictó que debía iniciar su prisión preventiva. Sus abogados han indicado que han presentado una solicitud para que Sarkozy pueda beneficiarse de la libertad provisional mientras su caso es revisado en segunda instancia.
El exlíder conservador ha mantenido su postura de inocencia, rechazando cualquier acusación en su contra y sugiriendo que se encuentra bajo una persecución política organizada por el sistema judicial. En su declaración a través de redes sociales, reafirmó que lo que está sucediendo no es el encarcelamiento de un ex presidente, sino de un "hombre inocente".
En su mensaje, Sarkozy expresó que se considera víctima de un "escándalo judicial" y un "calvario" que ha durado más de diez años. Además de este caso, enfrenta múltiples problemas legales, e incluso ha sido condenado anteriormente por corrupción y tráfico de influencias, un hecho que complica aún más su situación.
Aseguró que la acusación que lo ha llevado a prisión se basa en un documento falso, y trató de disminuir la gravedad de su caso al argumentar que se trata de "financiación ilegal sin fondos". Sin embargo, instó a la opinión pública a no sentir pena por su situación, sino por Francia, a la que considera víctima de una "venganza" que ha elevado el odio a límites insospechados.
Sarkozy concluyó su mensaje con una afirmación de confianza en que "la verdad prevalecerá", aunque advirtió que el costo de este proceso podría ser devastador.
En los días recientes, la noticia ha generado una corriente de apoyo entre sus colegas de la esfera política conservadora, así como reacciones simbólicas desde el gobierno. Emmanuel Macron, actual presidente de Francia, recibió a Sarkozy el pasado viernes en el Palacio del Elíseo, describiendo el encuentro como un gesto “normal” desde un punto de vista “humano” con un antiguo líder.
Por su parte, el Ministro de Justicia, Gérald Darmanin, anunció su intención de visitar a Sarkozy en prisión y defendió la actuación del Gobierno al garantizar la seguridad de un expresidente, un hecho que ha suscitado un gran interés mediático y político.
Darmanin enfatizó que esta medida no interfiere con la independencia judicial, sino que es parte de su rol de supervisión como responsable administrativo ante el Parlamento, según lo estipulado en el artículo 20 de la Constitución francesa.
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