La ciudad de Gressier en Haití ha sido escenario de un violento ataque en el que al menos 20 personas perdieron la vida tras un ataque armado contra una comisaría. La situación en la ciudad, marcada por la presencia de pandillas, ha desencadenado una grave crisis humanitaria que ha llevado a la intervención de la comunidad internacional. Una misión de seguridad liderada por Kenia ha enviado 400 policías a la isla caribeña para hacer frente a la violencia desatada.

El alcalde de Gressier, Jean Vladimir Bertrand, ha confirmado el trágico balance de muertos, destacando que la tensión persiste en la región a pesar de que el ataque ocurrió el pasado domingo, según informa el diario 'Gazette Haiti'.

La espiral de violencia en Haití ha provocado que alrededor de 600.000 personas se encuentren desplazadas en el país, de las cuales más de la mitad son niños, según datos de UNICEF. La representante de UNICEF, Catherine Russell, ha expresado su preocupación por la situación, señalando que los niños continúan siendo víctimas de la violencia y el desplazamiento forzado.

El número de niños desplazados ha aumentado un 60 por ciento desde marzo, lo que equivale a un niño desplazado cada minuto. Esta situación de crisis humanitaria ha llevado a muchos niños a incorporarse a las pandillas como estrategia de supervivencia.

La situación política en Haití también es precaria, ya que el país carece de presidente desde el asesinato del mandatario en julio de 2021. Ariel Henry asumió el cargo de primer ministro en medio de críticas y renunció en marzo de este año debido a la inestabilidad y la violencia que azota al país.

En la actualidad, un Consejo Presidencial de Transición liderado por Edgard Leblanc está al frente del gobierno haitiano, con el ex primer ministro Garry Conille como nuevo jefe de Gobierno de transición. El objetivo es mantener la estabilidad política hasta la celebración de elecciones en 2026, una década después de los últimos comicios en el país caribeño.