El mandatario estadounidense, Donald Trump, ha escalado el discurso en torno al movimiento antifascista, conocido comúnmente como 'antifa', al situarlo junto a organizaciones violentas como la Mara Salvatrucha, el Tren de Aragua, el Estado Islámico, Hezbolá y Hamás. En un reciente encuentro en la Casa Blanca, Trump anunció que su Gobierno está intensificando la investigación sobre los financistas de este movimiento que, en su opinión, representa una grave amenaza.
Desde que en septiembre pasado declaró a 'antifa' una "organización terrorista nacional", el presidente ha contemplado elevar esta designación a un nivel internacional. Durante una mesa redonda con funcionarios de su Administración y comentaristas de la derecha extrema, Trump advirtió que su Gobierno será "más amenazante" para este grupo de lo que ellos podrían serlo para su administración.
Trump hizo un llamado a sus asistentes a considerar la posibilidad de clasificar a 'antifa' como una organización terrorista extranjera, demostrando su intención de dar pasos más contundentes en su lucha contra esta ideología. "Si están de acuerdo, yo también. Hagámoslo", fue su propuesta a los altos funcionarios presentes, reflejando su determinación de enfrentar al movimiento con una postura firme.
El director del FBI, Kash Patel, se sumó a los planes de Trump, prometiendo que no cesarán en su esfuerzo por identificar a los financistas detrás de 'antifa'. Patel destacó que su agencia está trabajando en conjunto con el secretario de Estado, Scott Bessent, para desmantelar las redes que, según dicen, han estado operando durante décadas mediante actividades delictivas financieras.
La fiscal general, Pam Bondi, también alineó su estrategia contra 'antifa' con tácticas empleadas anteriormente contra los cárteles de la droga. Bondi subrayó que el objetivo debe ser desmantelar la organización "ladrillo a ladrillo", sugiriendo un enfoque metódico y duradero, similar al que se utilizó en la lucha contra el narcotráfico.
Kristi Noem, secretaria de Seguridad Nacional, añadió su voz al coro de comparaciones, sugiriendo que 'antifa' es "tan sofisticada" y peligrosa como los cárteles y grupos terroristas mencionados. Esta serie de comparaciones ha encendido el debate sobre la naturaleza y el impacto del movimiento antifascista en la sociedad estadounidense.
A pesar de que 'antifa' carece de una estructura jerárquica o liderazgo claro, Trump sostiene que su existencia se basa en la "exigencia explícita" de derrocar al gobierno de Estados Unidos, intensificando así la narrativa de una lucha inminente contra lo que según su visión, es una amenaza nacional.
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