Von der Leyen reafirma a Georgia que la UE mantiene sus brazos abiertos tras la suspensión del proceso de adhesión.

Los Estados Bálticos han dejado en claro su intención de implementar sanciones conjuntas contra el Gobierno de Georgia, al que acusan de llevar a cabo una represión inaceptable en el contexto de la feroz crisis política que ha estallado tras las polémicas elecciones legislativas de octubre.
En este escenario, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha enviado un mensaje de apoyo al pueblo georgiano, reafirmando que la puerta de la Unión Europea permanece abierta, a pesar de que las negociaciones para la adhesión del país han sido suspendidas temporalmente debido a la agitación política reciente.
Los recientes disturbios en Georgia han desatado acusaciones graves tanto desde la oposición como desde la propia presidenta Salomé Zurabishvili. Denuncian que el primer ministro Irakli Kobajidze y su partido, Sueño Georgiano, han manipulado los resultados electorales con la ayuda de Rusia, lo que ha llevado a una crisis de confianza en las instituciones democráticas del país.
El clima de inestabilidad ha llevado a la Unión Europea a pausar el proceso de integración de Georgia, mientras la presidenta, cercana a Bruselas, ha hecho un llamado a la legitimidad del proceso de sucesión parlamentaria que ha sido cuestionado en el país.
Este fin de semana, en un mensaje compartido a través de X, Von der Leyen expresó su preocupación por las recientes decisiones del Gobierno georgiano, que se anticipa se alejan de los valores y principios de la UE. Sin embargo, insistió en que "la puerta de la UE sigue abierta" y que el futuro del país en el bloque europeo depende de las acciones de sus dirigentes.
La mandataria europea enfatizó el compromiso de la Unión con el pueblo de Georgia y su deseo de avanzar hacia un futuro en el marco europeo. Este mensaje fue también reflejado en conversaciones con líderes de las naciones bálticas. Durante los encuentros, el presidente lituano, Gitanas Nauseda, subrayó la necesidad de fortalecer la integración europea y los valores democráticos en Georgia, mientras que el presidente letón, Edgards Rinkevics, también articuló su desacuerdo con las decisiones gubernamentales que socavan la voluntad popular y la constitución del país.
Ante esta situación, los tres países bálticos —Lituania, Letonia y Estonia— comenzaron a gestionar la implementación de sanciones dirigidas específicamente a aquellos que reprimen pacíficamente las protestas en Georgia. "No daremos la bienvenida a quienes desafían la democracia y vulneran los derechos humanos", afirmó Margus Tsahkna, ministro de Asuntos Exteriores de Estonia, un mensaje que fue reiterado por sus colegas letones.
En un comunicado emitido horas antes, la primera ministra estonia, Kaja Kallas, reafirmó su apoyo incondicional al pueblo georgiano y a su aspiración de construir un futuro dentro de la Europa democrática. "Condenamos la violencia contra los manifestantes y lamentamos las señales preocupantes del partido en el poder, que parecen indicar un alejamiento de la senda hacia la UE y un retroceso en la democracia", advirtió Kallas, haciendo hincapié en que estas acciones podría conllevar “consecuencias directas desde la UE”.
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