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Biya busca octavo mandato en Camerún mientras la oposición se fragmenta sin un líder común.

Biya busca octavo mandato en Camerún mientras la oposición se fragmenta sin un líder común.

Este domingo, los ciudadanos cameruneses se preparan para ejercer su derecho al voto en un ambiente marcado por la creciente represión y la inseguridad en las regiones de mayoría anglófona y en el norte del país. Este contexto tenso se presenta en medio de elecciones presidenciales donde el actual presidente, Paul Biya, busca afianzarse en el poder por octava vez.

Madrid, 11 de octubre. Biya, quien a sus 92 años ha sido una figura central en la política camerunesa desde 1982, se enfrenta a un electorado frustrado por la falta de consensos entre los partidos opositores, que no han logrado presentar un candidato unificado para desafiar su prolongada gobernanza. El país se encuentra en una encrucijada, con un futuro incierto en cuanto a la sucesión de este líder venerable que ha dominado el escenario político durante más de cinco décadas.

A pesar de las voces que claman por un cambio y que instan a Biya a ceder el paso a un nuevo liderazgo, el presidente ha decidido seguir adelante con su candidatura. En su última aparición en Maroua, capital del norte, Biya defendió su mandato, desestimando las críticas que lo acusan de autoritarismo y corrupción. Aseguró que conoce las inquietudes de los ciudadanos y prometió un compromiso renovado con mejorar las difíciles condiciones socioeconómicas del país, específicamente para mujeres y jóvenes, que soportan el peso del desempleo y la pobreza.

El Banco Mundial señala que alrededor del 40% de la población de Camerún vive en situaciones de pobreza, con un alarmante 23% bajo la línea de pobreza extrema. Esta situación ha generado un profundo descontento entre los ciudadanos, quienes ven cómo los esfuerzos por subsanar la crisis económica han sido insuficientes.

La fragmentación en la oposición juega a favor de Biya, quien puede capitalizar sobre la falta de unidad entre sus contrincantes. A pesar de los esfuerzos del político Maurice Kamto por unir a los diferentes candidatos opositores tras la eliminación de su propia candidatura, su llamado no encontró eco y la división se mantuvo.

Entre los principales opositores se encuentra Issa Tchiroma Bakary, quien ha dejado el gobierno para contender por la presidencia. Con 76 años y como líder del Frente de Salvación Nacional, Tchiroma ha afirmado que es hora de que el país no sirva solo a los intereses de un individuo, sino a las necesidades de su pueblo. Localmente, espera recibir apoyo en el norte, su región de origen, que sufre bajo la amenaza de Boko Haram y los separatistas de Ambazonia.

Otra figura clave en la contienda es Bouba Maigari, un veterano político que ha reenfocado su carrera hacia la presidencia. A pesar de su alineación pasada con Biya, Maigari busca atraer a electores desilusionados y ha recibido apoyo de algunos candidatos que han optado por retirarse de la carrera. Sin embargo, las expectativas sobre su victoria son inciertas.

El panorama electoral también incluye a Cabral Libii, un joven político de 45 años que busca conectar con la juventud camerunesa. Su enfoque en la necesidad de un cambio generacional y su historial como hijo de la nueva era política lo posicionan como una opción refrescante para muchos, aunque enfrenta el desafío de rivalizar con candidatos de una generación anterior que dominan el actual paisaje político.

La jornada electoral se desarrollará en un clima de inestabilidad y temor a la violencia, con regiones como el Extremo Norte gravemente amenazadas por los ataques de Boko Haram. Este ambiente de inseguridad no solo afecta el proceso electoral, sino que también plantea serias dudas sobre la legitimidad y la transparencia del mismo, dado el historial de represión electoral y el sufragio manipulado en años recientes.

Finalmente, el análisis del International Crisis Group sugiere que las perspectivas para unas elecciones libres y justas son sombrías, pues persisten en el país las tensiones de un sistema político fallido que ha limitado el espacio cívico y la libertad de expresión. La comunidad internacional observa con inquietud si esta contienda marcará el inicio de una nueva era de incertidumbre en Camerún, donde Biya continúa aferrándose al poder en un contexto crítico.