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Crisis humanitaria y de seguridad en Darfur y Uganda por el éxodo masivo de sudaneses en conflicto.

Crisis humanitaria y de seguridad en Darfur y Uganda por el éxodo masivo de sudaneses en conflicto.

La crisis humanitaria en Tawila, una ciudad situada en la región occidental de Darfur en Sudán, ha alcanzado niveles alarmantes, con la llegada de casi 400.000 personas desplazadas en cuestión de semanas. Este desbordamiento refleja la magnitud del conflicto que afecta a la población, obligando a miles a huir de sus hogares en busca de seguridad.

En un hecho reciente de gran preocupación, se han documentado ataques violentos en Uganda, donde al menos 16 refugiados sudaneses han sido heridos por machetazos. Estos incidentes han creado un ambiente de miedo y vulnerabilidad en los campos de refugiados, donde las condiciones de vida no solo son precarias, sino peligrosas.

Organizaciones de ayuda humanitaria y grupos de la sociedad civil han hecho un llamado urgente para abordar la grave situación que enfrentan los desplazados y refugiados, tanto dentro como fuera de Sudán. Según el Consejo Noruego para los Refugiados, la situación en Tawila es desesperante: la ciudad ha visto la llegada de 379.000 personas que escapan de la violencia perpetrada por grupos paramilitares, principalmente las Fuerzas de Apoyo Rápido.

El perfil demográfico de quienes llegan a los campamentos es preocupante, con un 70% compuesto por mujeres, niños y personas con discapacidad que, en su mayoría, han recorrido largas distancias a pie. La ONG destaca que los campamentos están completamente desbordados, y solo un pequeño porcentaje de estos nuevos desplazados tiene acceso a agua potable, lo que genera una crisis de salud pública inminente.

Desde el inicio de esta ola de violencia en abril, más de 782.000 personas han sido obligadas a dejar sus hogares, lo que subraya la magnitud de la crisis humanitaria en la región. Esta situación ha llevado a muchas personas a cruzar fronteras en busca de refugio, creando una nueva crisis en los campos de Uganda.

En Uganda, se estima que 64.000 refugiados sudaneses han tomado el riesgo de cruzar a través de Sudán del Sur, solo para encontrarse con una nueva serie de amenazas. La inseguridad en estos campos se ha intensificado, como se evidenció en un ataque reciente en el campamento de Kiryandongo, donde un grupo violento agredió a los refugiados, dejando varios heridos, algunos en estado crítico.

A pesar de la presencia de la Policía local durante el ataque, no se realizaron detenciones, lo que agrava la percepción de impunidad y el temor en la comunidad refugiada. Activistas y organizaciones de apoyo han subrayado que este tipo de violencia es un ataque deliberado a sus derechos y su dignidad, representando un patrón creciente que no puede ser ignorado por la comunidad internacional.