
En un notable fallo judicial, un tribunal en Estonia ha sentenciado a un individuo con nacionalidad estonia y rusa a 15 años de prisión por incendiar un vehículo con placa ucraniana, un acto calificado por las autoridades como un acto de agresión en nombre del Kremlin.
Según el Tribunal del condado de Tartu, el condenado, identificado como Makarov, actuó siguiendo órdenes de las Fuerzas Armadas rusas. Este caso resalta las tensiones geopolíticas en la región y refleja la creciente preocupación de Estonia respecto a las actividades hostiles que surgen desde Rusia.
El incidente, que ocurrió a comienzos de 2024, involucró a Makarov y un cómplice bielorruso, quienes hicieron spray con el nombre de un partido político estonio en el coche, buscando vincular su acto al discurso político local. Posteriormente, Makarov documentó el incendio y lo difundió en sus redes sociales, elevando así la provocación en un clima ya de por sí tenso.
La Fiscalía describió el acto como un intento deliberado de desestabilizar la sociedad estonia, en línea con la estrategia de Moscú de crear divisiones dentro de los países europeos e infundir temor en la minoría ucraniana establecida en Estonia. Esta situación pone de manifiesto el peligro que representan tales actos para la cohesión social en el país báltico.
Además de los cargos de incendio, Makarov también se vio involucrado en actividades de espionaje, incluyendo la vigilancia de un exmilitar ruso que se había refugiado en Lituania y la recopilación de información sobre las instalaciones y movimientos de la OTAN en Letonia, según informó la agencia dpa. Este caso marca una seria advertencia sobre las amenazas a la seguridad regional.
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