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Grecia reprocha el evento benéfico junto al Partenón en Londres.

Grecia reprocha el evento benéfico junto al Partenón en Londres.

Una cena benéfica celebrada el pasado sábado en el Museo Británico ha encendido la ira del Gobierno griego, que ha expresado su indignación ante la realización del evento en una sala donde están expuestas las esculturas del Partenón. Personalidades como Rishi Sunak, Mick Jagger y Naomi Campbell asistieron al evento, pagando alrededor de 2.000 libras por cada cubierto.

La ministra de Cultura griega, Lina Mendoni, no dudó en calificar esta acción de ofensiva y perjudicial para el patrimonio cultural. En un mensaje en redes sociales, criticó la elección del lugar, enfatizando que es inadecuado e irrespetuoso celebrar un evento de tal magnitud en la Galería Duveen, donde están resguardadas las icónicas esculturas que Grecia ha reclamado desde su expropiación en el siglo XIX.

Mendoni recordó que actualmente existe un fervoroso debate sobre la reunificación del monumento, lo que hace aún más desafortunada la decisión de llevar a cabo la cena en ese contexto. El evento se percibe como una burla hacia la controversia sobre el destino de los mármoles, en plena discusión sobre su restitución a Grecia.

Además, la ministra subrayó la ironía de que el museo utilizará un tesoro cultural para recaudar dinero, mientras la restitución del friso del Partenón sigue siendo un tema de discusión candente. Este evento ha convocado a cerca de 800 asistentes de la élite social, quienes disfrutaron de una velada en un entorno cargado de historia, pero también de tensión cultural.

Imágenes del evento fueron difundidas por 'The Evening Standard', aunque la cuenta de Instagram que las mostraba ha desaparecido, probablemente para evitar más controversia. A pesar de que otros museos como el Louvre también albergan partes de los mármoles del Partenón, la polémica se concentra en el Británico, principalmente debido a las cuestionables acciones de Thomas Bruce Elgin, quien en 1811 argumentó que retiró las piezas para salvarlas de la destrucción.

Los mármoles, que incluyen 15 metopas, 17 figuras de frontones y 75 metros de friso, llegaron a Londres en el contexto de un conflicto cultural que se arrastra desde hace mucho tiempo. El noble escocés, quien inicialmente pretendía embellecer su mansión familiar con estas obras, se vio forzado a venderlas al Parlamento, lo que dio inicio a uno de los litigios culturales más complicados de la historia.

Grecia ha denunciado esta situación ante la UNESCO desde 1983, cuando la exministra de Cultura Melina Mercuri presentó el caso. Desde entonces, aunque la UNESCO ha instado al diálogo entre las partes involucradas, la respuesta del Reino Unido ha sido de rechazo a cualquier mediación, dejando la disputa abierta y generando un continuo clamor por la restitución de una parte fundamental del patrimonio cultural griego.