El Cairo ha presentado una ambiciosa propuesta que busca transformar la Franja de Gaza en un periodo de más de cinco años, con un presupuesto estimado de 50.000 millones de euros. Esta iniciativa fue respaldada en gran parte por los miembros de la Liga Árabe durante una cumbre extraordinaria celebrada recientemente en la capital egipcia.
El plan egipcio se establece como una alternativa clara al controversial proyecto del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que aboga por un control estadounidense sobre Gaza e incluso su conversión en un centro turístico. La iniciativa egipcia tiene como prioridad la reconstrucción de Gaza sin forzar el desplazamiento de sus habitantes palestinos, planteando un enfoque más humano y sostenible.
Según el secretario general de la Liga Árabe, Ahmed Abul Gheit, el respaldo a esta propuesta subraya una posición unificada en el bloque árabe. Abul Gheit enfatizó que el plan busca la "reconstrucción de Gaza mediante etapas definidas", apoyada por financiación tanto árabe como institucional, manteniendo el estatus de Gaza como parte del futuro Estado palestino y generando un nuevo contexto político y de seguridad en la región.
La iniciativa incluye una fase inicial de "recuperación temprana" de seis meses, en la que se destinarán 3.000 millones de dólares para remover escombros y construir viviendas temporales para un millón de personas, además de restaurar viviendas dañadas para otros 360.000 habitantes. El plan a largo plazo pretende interrumpir el ciclo de destrucción y dar pasos concretos hacia una convivencia pacífica y sostenible.
Posteriormente, se desarrollará una etapa de reconstrucción de dos años, implicando una inversión de 20.000 millones de dólares para crear infraestructuras de servicios esenciales y promover programas de protección social. Esto se complementará con una segunda fase de dos años y medio que proyecta la edificación de infraestructuras fundamentales como puertos y un aeropuerto, asegurando así el acceso a recursos básicos como agua y electricidad.
Desde un punto de vista político, el proyecto contempla la creación de un "comité de tecnócratas" que supervisará la región durante al menos seis meses, bajo la autoridad palestina, lo que busca consolidar una conexión entre Gaza y Cisjordania y fortalecer la unidad palestina para un futuro estado independiente.
Durante la cumbre, se recordó también la importancia de implementar el alto el fuego existente entre Hamás e Israel, algo que se ve amenazado ante la falta de compromisos por parte de Israel según reconoció Abul Gheit. En este contexto, los países árabes se han comprometido a propiciar comunicaciones y gestiones para informar sobre la propuesta de reconstrucción, además de instar al Consejo de Seguridad de la ONU a considerar el despliegue de fuerzas internacionales para mantener la paz.
Abul Gheit concluyó señalando que, aunque la cumbre no agotó todas las respuestas necesarias, reflejó una voluntad colectiva de asumir la responsabilidad por la causa palestina, estableciendo un compromiso firme hacia un marco de solución que respete el Derecho Internacional y los derechos humanos.
En un claro posicionamiento frente a las propuestas de desplazar a los palestinos, el presidente egipcio, Al Sisi, enfatizó la necesidad de que los palestinos permanezcan en su tierra. Su discurso resonó con la preocupación por la situación actual en Gaza, donde la crisis humanitaria ha alcanzado niveles alarmantes y las expectativas de apoyo internacional son fundamentales para restaurar la esperanza en la región.
Al Sisi hizo hincapié en que la paz no puede mantenerse mediante la fuerza, destacando la importancia de buscar soluciones diplomáticas y resaltando su deseo de cooperación para abordar los desafíos en la región, incluso mientras mantiene la esperanza de que Estados Unidos pueda desempeñar un papel positivo en el proceso de paz en Oriente Medio.
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