
La Unión Europea (UE) se encuentra en un momento crucial para reconfigurar su relación con los países del Sahel, especialmente ante un creciente distanciamiento con Malí, Burkina Faso y Níger. A pesar de este enfoque cauteloso, los líderes europeos son cada vez más conscientes de la necesidad de establecer un diálogo con las juntas militares que manejan estos países, lo que deja entrever un contexto de inquietud sobre la influencia rusa en la región y su impacto en la estabilidad local.
Joao Cravinho, el enviado especial de la UE para el Sahel desde diciembre, lidera este esfuerzo y recientemente compartió en Madrid que actualmente está en una fase de escucha activa. Su objetivo es recopilar información y perspectivas que le permitan construir un enfoque más efectivo en las relaciones con estos países, que han expresado tanto desconfianza como necesidades particulares que deben ser atendidas.
Según Cravinho, una de las prioridades es abrir canales de comunicación con todos los países de la región, prestando especial atención a los que están bajo el control de juntas militares. Esta estrategia implica identificar intereses comunes que pueden servir como base para futuras colaboraciones. No obstante, es fundamental considerar que cada país tiene su propio contexto y desafíos únicos, lo que implica que las soluciones deberán ser adaptadas de manera individualizada.
El diálogo con las juntas militares es ineludible, sostiene Cravinho, quien enfatiza que ignorar a estos gobiernos no es una opción viable. Ha señalado que los regímenes que llegan al poder mediante golpes de estado no desaparecerán repentinamente, por lo que es imprescindible establecer un entendimiento que facilite la cooperación en temas cruciales como la lucha contra el yihadismo, que ha ocurrido de forma muy limitada en los últimos años.
La falta de claridad en las intenciones europeas y la sospecha sobre posibles agendas ocultas han deteriorado las relaciones hasta el punto de que muchos líderes locales perciben la asistencia europea como una intrusión, en lugar de una ayuda genuina. Lo que se necesitan son explicaciones transparentes sobre los objetivos y los beneficios mutuos que ambas partes pueden obtener.
Cravinho ha abordado el impacto negativo que la asociación con Rusia ha tenido en la región, subrayando que Malí, Burkina Faso y Níger han comenzado a cuestionar la efectividad de este acercamiento, después de haber fracasado en su objetivo principal de estabilización. La alza de golpes de estado en estos países, motivada por el descontento hacia la respuesta occidental a la amenaza yihadista, refleja un grave desafío que debe ser afrontado con una nueva perspectiva.
Los conflictos en el Sahel están generando una crisis de seguridad de proporciones alarmantes, con más de la mitad de las muertes relacionadas con el terrorismo a nivel global registradas en esta área. Los países afectados han visto en la colaboración militar con Rusia una alternativa a los fracasos de las estrategias occidentales, llevando a un desplazamiento de tropas francesas y de otras misiones internacionales que anteriormente operaban allí.
Cravinho también ha destacado que, aunque la excelente asistencia militar es crucial, la UE debe ser consciente de que esta no es la única solución. Los retos de seguridad en el Sahel requieren una aproximación integral que aborde las causas profundas de inestabilidad y la falta de desarrollo. Se necesita un compromiso renovado por parte de la UE para fortalecer la seguridad de estos países, pero sin caer en intervenciones militares directas por el momento.
El enviado enfatiza que es vital tomar en cuenta el creciente discurso soberanista que utilizan las juntas militares, dado que la aceptación de ayuda humanitaria puede ser percibida como un signo de debilidad. En lugar de eso, las gobernancias militares podrían estar más abiertas a iniciativas que promuevan el desarrollo y el empoderamiento, una área donde la cooperación puede ser rediseñada para lograr un impacto real.
En este proceso, la UE deberá desarrollar nuevos instrumentos de cooperación que sean más pertinentes para la realidad del Sahel. Las iniciativas actuales, mucho más enfocadas en grandes proyectos, no abordan las necesidades inmediatas y locales de la población. Cravinho subrayó que, aunque este cambio llevará tiempo, una adaptación efectiva es esencial para impulsar el desarrollo y mitigar la migración hacia Europa de una población mayoritariamente joven en busca de mejores oportunidades.
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