El jueves 25 de septiembre, un tribunal de París dictó sentencia contra el expresidente de Francia, Nicolas Sarkozy, al encontrarlo culpable de asociación de malhechores. Esta decisión se enmarca en una investigación sobre los fondos que recibió durante su campaña electoral de 2007, provenientes del regime de Muamar Gadafi. Sin embargo, el exmandatario logró evadir las acusaciones de corrupción pasiva y encubrimiento de malversación de fondos públicos, saliendo absuelto de esos delitos.

La controversia se origina en un acuerdo establecido en el año 2005, en el que Sarkozy recibió 50 millones de euros de Libia para financiar su campaña. La Fiscalía había solicitado una pena severa, de hasta siete años de prisión, además de cinco años de inhabilitación y una multa de 300.000 euros. Para los fiscales, Sarkozy era considerado el líder de una red que involucraba a varios exministros, entre ellos Éric Woerth, Brice Hortefeux y Claude Guéant, quienes también fueron juzgados.

En el caso de Éric Woerth, el extesorero de la campaña, las acusaciones no prosperaron y fue absuelto. Por el contrario, Claude Guéant, quien desempeñó un papel clave en la campaña, fue hallado culpable de varios delitos, que incluyen corrupción pasiva y falsificación de documentos. Brice Hortefeux, otro exministro involucrado, enfrentó una condena por asociación de malhechores, en un veredicto que ha levantado polémica en el contexto político actual.

Sarkozy no es ajeno a problemas legales, ya que enfrenta otros procesos judiciales. Actualmente, ya fue condenado en un caso previo por corrupción y tráfico de influencias, lo que ha resultado en la imposición de una pulsera electrónica que le impide ingresar en prisión. Este nuevo fallo agrega un capítulo más a la compleja historia judicial de uno de los líderes más controvertidos de la política francesa reciente.