En un giro preocupante de los acontecimientos en la frontera entre Tailandia y Camboya, el gobierno tailandés ha denunciado que los recientes ataques de Camboya han dejado al menos once civiles muertos, incluidos niños. Esta situación se desarrolla en el contexto de crecientes tensiones territoriales y el uso de armamento pesado por ambas partes en una zona disputada.

El ministro de Salud de Tailandia, Somsak Thepsuthin, ha expresado su indignación en una conferencia de prensa, en la que subrayó que los ataques camboyanos constituyen “una grave violación de los Derechos Humanos”. Thepsuthin resaltó el doloroso impacto en la población civil, lamentando las vidas de inocentes perdidas. “Este acto es vergonzoso e inaceptable”, añadió, evidenciando la gravedad de la situación.

En un desarrollo alarmante, se ha informado que uno de los ataques alcanzó un hospital tailandés, lo que ha elevado aún más las preocupaciones sobre el respeto a las normas internacionales. Thepsuthin recordó que las Convenciones de Ginebra prohíben explícitamente los ataques a centros médicos, calificando este hecho de “crimen de guerra” y exigiendo que el gobierno camboyano asuma la responsabilidad por sus acciones.

Los recientes combates siguieron a un anuncio por parte de Tailandia sobre la disminución de sus relaciones diplomáticas con Camboya, tras la denuncia de que cinco soldados tailandeses resultaron heridos por la explosión de una mina en la provincia de Ubon Ratchathani. Camboya, por su parte, ha ofrecido una narración alternativa de los sucesos, reflejando las tensiones acumuladas a lo largo de los últimos meses en la región.

Ambas naciones han intercambiado acusaciones tras el inicio de los enfrentamientos, con declaraciones de los gobiernos señalando que el otro fue el primero en abrir fuego. La oficina del primer ministro tailandés ha afirmado que Camboya, bajo el liderazgo de Nom Pen, “disparó primero y lanzó drones en territorio tailandés”, mientras que el Ministerio de Defensa camboyano ha sostenido que sus acciones fueron en “defensa propia” ante un incumplimiento de los acuerdos por parte de Tailandia.

Las relaciones bilaterales se han deteriorado significativamente desde el trágico incidente del 28 de mayo, cuando un soldado camboyano fue asesinado por fuerzas tailandesas cerca del templo de Preah Vihear, que, según la Corte Internacional de Justicia, pertenece a Camboya. Los esfuerzos para normalizar las relaciones y reducir las tensiones en la frontera no han tenido éxito hasta ahora, dejando un panorama incierto entre ambas naciones.