En un nuevo episodio de la escalada del conflicto, las Fuerzas Armadas ucranianas han reportado un ataque del Ejército ruso en un campo de entrenamiento militar en la región de Jersón, que ha dejado al menos tres muertos y catorce heridos. La información fue divulgada este domingo, evidenciando la continua violencia que asola a la nación ucraniana.

A través de su página oficial en Facebook, el Ejército de Ucrania detalló que este ataque, llevado a cabo con misiles, se dirigió a un centro de entrenamiento de una de sus brigadas terrestres. Afortunadamente, gracias a los protocolos de vigilancia aérea, se logró evitar una cifra mayor de víctimas en este trágico incidente.

El portavoz de las Fuerzas Terrestres, Vitali Sarantsev, confirmó más tarde a la agencia de noticias RBC que el ataque se ejecutó en la provincia de Jersón, aunque aún no se ha especificado la ubicación exacta de la base militar afectada. Esto ha generado preocupación sobre la seguridad en la región, que ha sido escenario de intensos combates.

Desde Moscú, el Ministerio de Defensa ha respondido afirmando que sus fuerzas atacaron un campamento ucraniano cercano a Davydi Brod, alegando que este operativo habría causado la muerte de más de 70 soldados ucranianos, así como la destrucción de diez vehículos militares. Sin embargo, la veracidad de estas cifras siempre es objeto de debate en medio de la guerra.

Este ataque se produce en un contexto marcado por la reciente pérdida de al menos doce militares ucranianos en un incidente similar en la región de Dnipró, lo que llevó a una reestructuración en las altas esferas del mando militar ucraniano. Las secuelas de estos conflictos reflejan la tristeza y el sufrimiento de las familias afectadas y la tensión constante en el frente.

Es importante recordar que la provincia de Jersón, junto a Donetsk, Lugansk y Zaporiyia, fue ocupada y anexada por Rusia en octubre de 2022, acciones que han sido rechazadas por la comunidad internacional desde su inicio, junto con la invasión de Crimea en 2014. Esta situación sigue siendo un punto álgido en las relaciones internacionales y un punto de conflicto latente en Europa del Este.