En una reciente declaración, el ministro de Relaciones Exteriores de Irán, Abbas Araqchi, ha hecho un contundente señalamiento sobre la magnitud de los daños provocados por las acciones de Estados Unidos en sus instalaciones nucleares, describiéndolos como "considerables y graves". Además, ha subrayado que el contexto actual ha sufrido transformaciones significativas, lo que implica nuevos requerimientos en un posible proceso de negociación.
Araaqchi enfatizó que tras la "fuerte resistencia" mostrada por el pueblo iraní durante los últimos días, "no hay vuelta a las condiciones previas". En su opinión, el fin de una guerra lleva consigo cambios fundamentales en el panorama, lo que obliga a reconsiderar las estrategias diplomáticas.
El ministro también destacó que se han presentado "nuevas reivindicaciones", incluyendo compensaciones económicas por los daños sufridos en sus instalaciones. En una entrevista con la televisión estatal IRIB, Araqchi dejó claro que por el momento no hay planes para reanudar las conversaciones con Washington.
"Hasta ahora no hemos llegado a un consenso que permita la reanudación de las negociaciones", indicó, acusando a Estados Unidos de complicar aún más la situación con recientes bombardeos a las instalaciones nucleares de Isfahan, Natanz y Fordo.
El canciller iraní lamentó que "murieron personas, se desató la guerra y la situación se volvió más complicada". Según él, con estas acciones, Estados Unidos no solo exacerbó el conflicto, sino que también complicó la cuestión nuclear iraní en vez de solucionarla.
Araqchi defendió su decisión de suspender la cooperación con el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) y criticó fuertemente a su director general, Rafael Grossi, por lo que considera una falta de integridad y justicia en la evaluación de la situación. También lo acusó de contribuir a facilitar los ataques por parte de Israel y Estados Unidos.
"Es obvio que fue un acto político", afirmó, censurando a Grossi por no condenar los ataques. "El director general debió hacerlo; el Derecho Internacional es claro. Atacar instalaciones nucleares es un crimen imperdonable, y no solo se atacó una, sino varias instalaciones", concluyó Araqchi.
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