La cumbre de la Liga Árabe celebrada en Yedá ha sido histórica, ya que ha marcado el regreso de Siria a la organización después de doce años de suspensión debido al conflicto bélico en el país. También ha destacado el acercamiento saudí-iraní y los esfuerzos de paz en Yemen y Sudán como una nueva fase de integración regional.

El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, ha estado presente en la cumbre y ha pedido a los Estados miembros que no ignoren lo que está ocurriendo en su país, en medio de la guerra con Rusia. En su discurso, el presidente sirio, Bashar al Assad, ha aplaudido el retorno de su país como el comienzo de una era de solidaridad regional frente a un Occidente 'vacío de principios y valores'.

Al Assad ha reivindicado los lazos del país con la organización y ha declarado que 'el arabismo es el pasado, el presente y el futuro de Siria'. También ha asegurado que los países miembros tienen una 'oportunidad histórica para reorganizar sus asuntos con la menor interferencia extranjera posible', lo que requiere 'reposicionarse en un nuevo mundo a través de la atmósfera positiva generada por reconciliaciones previas', como el acercamiento entre Irán y Arabia Saudí, los dos grandes rivales regionales.

El príncipe heredero saudí Mohamed bin Salmán ha enmarcado el retorno de Siria como un ejemplo de integración regional y ha expresado su esperanza de que pueda contribuir a lograr la estabilidad en el país y a resolver su crisis. También ha destacado la importancia de las negociaciones de paz en Sudán y Yemen, así como el respaldo a la causa palestina y la función de Naciones Unidas como mediador para resolver la crisis en Libia.

Finalmente, los Estados de la Liga Árabe han pedido a Líbano que celebre elecciones para concretar de una vez nuevo gobierno y facilitar así la asistencia de sus socios internacionales.