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Noboa y Luisa González, en un reñido empate técnico rumbo a la segunda vuelta presidencial en Ecuador.

Noboa y Luisa González, en un reñido empate técnico rumbo a la segunda vuelta presidencial en Ecuador.

En un momento crucial para la política ecuatoriana, el presidente Daniel Noboa busca reelegirse con el objetivo de abordar las múltiples dificultades de su corto mandato, mientras que Luis González, representante del movimiento 'correísta', persigue el anhelo de devolver a su corriente política al poder en el país.

Este domingo, Ecuador se prepara para una segunda vuelta electoral donde Noboa y González se encuentran en un empate técnico, cada uno con el 44% de los votos en la primera ronda, una diferencia mínima que se traduce en cuestión de miles de votos. Este escenario se da en un contexto de inestabilidad económica y social, exacerbada por las recientes decisiones arancelarias de Estados Unidos que afectan a productos ecuatorianos.

Durante los intensos meses de campaña previos a esta jornada decisiva, ambos candidatos han abordado temas centrales como la seguridad, la justicia social y la economía, temas que han resonado especialmente ante el anuncio de aranceles del 10% que impactan directamente en el comercio ecuatoriano.

Con un mandato de 17 meses marcado por crecientes problemas de seguridad, Noboa ha enfrentado desafíos significativos, incluyendo un alarmante ataque a una cadena de televisión y una crisis relacionada con el narcotráfico, que llevaron al gobierno a declarar un estado de emergencia por el conflicto armado interno que sacude al país.

Por ello, la propuesta electoral de Noboa se centra en cuatro ejes críticos, donde la mejora en las políticas sociales se destaca como un compromiso esencial. El presidente se ha comprometido a elevar la calidad de los servicios básicos y garantizar su acceso equitativo para toda la población.

En el ámbito económico, el presidente plantea una visión de desarrollo sostenible, buscando reforzar la innovación en sectores clave y abrir la puerta a la inversión extranjera. Además, aboga por una administración transparente y un mayor involucramiento ciudadano en las decisiones políticas.

Uno de los grandes desafíos que enfrenta Noboa en su gestión es la crisis energética que ha llevado a la implementación de apagones nocturnos. En respuesta, su plan incluye la creación de infraestructura nacional que fomente un desarrollo más equilibrado y disminuya la vulnerabilidad del país ante futuras crisis energéticas.

Para acompañarlo en esta carrera, Noboa ha elegido a María José Pinto como su candidata a la vicepresidencia, buscando así superar los roces con su anterior colaboradora, Verónica Abad, quien dejó la administración tras tensiones internas y denuncias de violencia política.

En el lado opositor, González, respaldada por Revolución Ciudadana y Diego Borja, anhela traer de vuelta el 'correísmo' a la presidencia después de un mandato interrumpido por Noboa y los gobiernos de Guillermo Lasso y Lenín Moreno. Con la esperanza de ser la primera mujer en ocupar la presidencia, González se apoya en su experiencia como legisladora y funcionaria en la época de Correa.

En su plataforma, González también articula cuatro pilares fundamentales, haciendo hincapié en la economía. Su propuesta incluye un Estado más intervencionista que busque renegociar la deuda pública y fortalecer la producción nacional a través de la industria local.

La aspirante también tiene en mira la reactivación del crédito para facilitar la inversión social y se ha comprometido a implementar un ingreso básico universal. Al igual que su contrincante, promete abordar la crisis de seguridad del país mediante políticas de prevención y una reforma de la policía que priorice el respeto a los derechos humanos.

La lucha contra la corrupción es otra de sus banderas, comprometiéndose a establecer unidades especializadas para combatir delitos como el lavado de dinero, la ciberdelincuencia y la trata de personas, así como implementar políticas de transparencia en la administración pública.

La primera vuelta de estas elecciones resultó en una amplia variedad de candidatos, con figuras como Leónidas Iza, quien cosechó una significativa cantidad de votos entre el electorado indígena. Tras numerosas negociaciones, el partido Pachakutik, representado en gran parte por la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador (CONAIE), ha decidido apoyar la candidatura de González, un respaldo clave para sus aspiraciones.

Este respaldo marca un cambio significativo en la relación entre el 'correísmo' y el movimiento indígena, que anteriormente había estado marcado por conflictos, especialmente en torno a proyectos que amenazaban sus territorios.

En contraste, Andrea González, quien también participó en la primera vuelta, no ha declarado claramente a quién apoyará en esta segunda vuelta, pero ha exigido garantías de "más libertad" sin inclinarse explícitamente hacia ninguna de las candidaturas, a la vez que critica duramente la gestión de Noboa.

Esta dinámica refleja la complejidad de la elección, donde los votos de aquellos candidatos que no logran avanzar se convertirán en un factor determinante para decidir quién asumirá la presidencia de Ecuador durante los próximos cuatro años. La incertidumbre política en el país tendrá un desenlace que promete ser decisivo.