El Programa de la ONU para el Desarrollo (PNUD) y el Banco Mundial han expresado hoy su preocupación por la grave situación en la que se encuentra el sistema energético ucraniano, operando actualmente "en modo de emergencia" y con daños que ascienden a más de 10.000 millones de dólares (unos 9.100 millones de euros).
Un informe previo a la destrucción de la presa de Kajovka indica que más de la mitad de los transformadores de alto voltaje han sido no solo destruidos, sino objetivo de repetidos ataques por parte de Rusia, obstaculizando así cualquier intento de reparación.
"Debemos considerar la pérdida de facto de la generación a carbón obsoleta como una oportunidad para acelerar la transición verde y la descentralización del sector. Ya hemos empezado a colaborar con varios municipios para asegurar sus necesidades inmediatas de suministro de energía, y también para allanar el camino para financiar el desarrollo de una infraestructura energética más ecológica y resistente", ha manifestado Jaco Cilliers, representante del PNUD en Ucrania.
El informe también alerta de que la capacidad de generación de energía se ha reducido casi a la mitad en comparación con los niveles de 2022, lo que ha afectado "significativamente" al suministro de energía durante el invierno.
Tanto Kiev como Moscú se han acusado mutuamente de la destrucción de la presa de la central hidroeléctrica de Kajovka, que ha dejado decenas de muertes y centenares de desplazados.
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