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Venezuela refuerza su vigilancia marítima con drones y buques ante la presencia militar de EE. UU. en la zona.

Venezuela refuerza su vigilancia marítima con drones y buques ante la presencia militar de EE. UU. en la zona.

En un giro significativo de los acontecimientos, el gobierno de Venezuela ha manifestado su preocupación por la inminente llegada de un submarino nuclear de las fuerzas estadounidenses a sus costas, prevista para inicios de la próxima semana.

El ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, ha hecho un llamado a la acción resaltando la decisión de fortalecer la presencia militar en aguas venezolanas, con el despliegue de aviones no tripulados y buques armados. Esta respuesta surge tras la reciente movilización de buques de guerra estadounidenses en el Mar Caribe, en el marco de lo que ellos denominan una operación antidrogas.

Durante una intervención en sus redes sociales, Padrino detalló que la estrategia incluirá una rigurosa vigilancia y la presencia activa de la infantería marina en puntos estratégicos del país, especialmente en ríos como el Catatumbo. "Estamos implementando una serie de patrullas navales y un número adicional de embarcaciones más grandes en nuestras aguas", afirmó el ministro.

A pesar de la actual presencia militar en la región, Padrino confía en que este refuerzo traerá resultados favorables: "Conocer el terreno y las dinámicas locales es clave para el éxito de nuestra operación", expresó, añadiendo que la vigilancia también se centrará en combatir a grupos narcotraficantes que operan en las fronteras.

El llamado de atención también ha sido respaldado por la Misión Permanente de Venezuela ante las Naciones Unidas, que ha condenado lo que considera una escalada de intervenciones hostiles por parte del gobierno estadounidense. Advirtieron sobre la llegada del submarino nuclear 'USS Newport News' junto a otros buques de guerra, y enfatizaron que tal presencia supone una amenaza grave para la estabilidad regional.

Los representantes venezolanos subrayaron que la introducción de armamento ofensivo en América Latina y el Caribe contradice los principios de paz y desarme que históricamente han guiado a la región. Tal despliegue, argumentaron, es un intento claro de intimidación que no afianza la seguridad, sino que la pone en riesgo.

Como respuesta a esta situación, el gobierno venezolano ha exigido el retiro inmediato de las fuerzas estadounidenses del Caribe, pidiendo además garantías de que no se realizarán acciones militares amenazantes en la zona. También han instado al Organismo para la Proscripción de Armas Nucleares en América Latina y el Caribe (OPANAL) a convocar reuniones urgentes para debatir estas acciones provocativas.

Finalmente, la administración venezolana ha hecho un llamado a los países miembros de la ONU para que se comprometan a defender la zona como un espacio libre de armas nucleares, reafirmando su estatus como una región dedicada a la paz y la coexistencia armoniosa.