El Papa León XIV ha expresado su apoyo a las comunidades de Centroamérica que están lidiando con las devastadoras consecuencias de las fuertes lluvias, con especial atención a México. Durante el rezo del Ángelus de este domingo, hizo un llamado a la honestidad y al reconocimiento de los errores propios en un contexto de reflexión espiritual.

"Hermanos y hermanas, no temamos aceptar nuestras fallas y a mostrarlas. Solo así podremos asumir nuestra responsabilidad y entregarlas a la misericordia divina", declaró León XIV. "Esto permitirá el florecimiento del Reino de Dios en nosotros, un reino que no está reservado para los arrogantes, sino que encuentra su hogar en los corazones humildes, cultivado a través de la oración, la honestidad, el perdón y la gratitud".

En su mensaje, el Papa se refirió a la parábola del fariseo y el publicano, compartida en el Evangelio del día, donde el primero se jacta de sus virtudes y el segundo se presenta ante Dios con humildad. "Debemos imitar esta actitud", instó León XIV a los fieles durante su reflexión.

El Santo Padre también dedicó un momento para recordar a las víctimas de las inundaciones en Centroamérica, especialmente en México, que han sufrido pérdidas devastadoras en las últimas semanas. "Mis pensamientos y mis oraciones están con las familias afectadas por esta calamidad. Rezo por aquellos que han muerto y encomiendo sus almas a nuestro Señor, pidiendo la intercesión de la Santísima Virgen", afirmó.

Desde su residencia en el Palacio Apostólico del Vaticano, León XIV mostró su profunda preocupación por el impacto que las lluvias han tenido en México, donde han causado al menos 80 fallecimientos, decenas de desaparecidos y severos daños a la infraestructura. "Mi oración por la paz sigue incesante, especialmente a través del rezo comunitario del Santo Rosario. Al contemplar los misterios de Cristo con la Virgen María, nos unimos en el sufrimiento y la esperanza de todos aquellos que padecen por la guerra", expresó el Papa.

El Papa también alabó a quienes se dedican a orar de manera perseverante por el fin de los conflictos bélicos, exclamando: "¡Bienaventurados aquellos que trabajan por la paz!". Con sus palabras, León XIV reforzó un mensaje de solidaridad y esperanza en tiempos de crisis.