Las autoridades israelíes han aprobado una ley que permite el cierre de medios extranjeros que emitan informaciones "dañinas para el Estado". Esta medida se ha tomado concretamente contra la cadena de televisión libanesa Al Mayadeen, a la que se le ha confiscado sus activos y se le ha prohibido continuar emitiendo debido a su cobertura del conflicto desatado tras los ataques de Hamás.
La orden fue firmada por el ministro de Comunicaciones israelí, Shlomo Karhi, tras la aprobación del titular de Defensa, Yoav Gallant, y el gabinete de seguridad. Estas regulaciones otorgan a las autoridades la facultad de cerrar medios de comunicación extranjeros en situaciones de estado de emergencia, como el actual conflicto en Gaza.
Karhi ha argumentado que Al Mayadeen está "afiliada con el enemigo" y ha añadido que "su destino es ser bloqueada". Por su parte, Gallant ha declarado que Israel no tolerará más la peligrosa propaganda difundida por esta cadena y que tomarán acciones legales y físicas contra ella.
Al Mayadeen fue fundada en 2012 por antiguos periodistas de Al Yazira y ha mantenido una línea editorial cercana al partido-milicia chií libanés Hezbolá. Esta afinidad política ha sido el motivo principal que Israel ha esgrimido para poner fin a sus emisiones en el país.
La nueva regulación permite al Ministerio de Comunicaciones, con acuerdo previo del Ministerio de Defensa, ordenar a los proveedores de televisión que corten la emisión de la cadena, cerrar sus oficinas, confiscar su equipamiento y bloquear o limitar el acceso a su página web.
Esta decisión se produce después de las críticas del gobierno israelí, liderado por Benjamin Netanyahu y compuesto por partidos ultraderechistas y ultraortodoxos, a Al Yazira por su cobertura del conflicto. Por este motivo, se teme que este medio también pueda ser objeto de estas restricciones en un futuro cercano.
En cuanto a los ataques perpetrados por Hamás el 7 de octubre, se estima que dejaron cerca de 1.400 muertos y más de 240 secuestrados. Por su parte, las autoridades de Gaza, controladas por el grupo islamista, informaron que hay 11.180 muertos, 3.250 desaparecidos bajo los escombros, 28.200 heridos y 1,5 millones de desplazados. Además, más de 180 palestinos han muerto a manos de las fuerzas israelíes o en ataques perpetrados por colonos en Cisjordania y Jerusalén Este.