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La extrema derecha alemana busca consolidar su liderazgo en las elecciones de Brandeburgo este domingo.

La extrema derecha alemana busca consolidar su liderazgo en las elecciones de Brandeburgo este domingo.

Los socialdemócratas recuperan terreno a pocos días de los comicios, según los sondeos

El partido liderado por Sahra Wagenknecht desafía el sistema tradicional de partidos políticos

MADRID, 21 Sep.

El partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD) está enfocado en las elecciones que se llevarán a cabo este domingo en el estado federado de Brandeburgo, con el objetivo de consolidar su liderazgo tras los buenos resultados obtenidos recientemente en Turingia y Sajonia, dos estados clave en el este de Alemania.

La contienda se desarrolla en un momento de alta tensión a nivel nacional en un país cada vez más polarizado y con crecientes niveles de violencia política. A pesar de sus controvertidas ideas, el candidato del AfD, Hans-Christoph Berndt, lidera las encuestas y es el favorito para ganar, lo que genera preocupación entre los sectores más progresistas.

Berndt es el fundador de la asociación antiinmigración Zukunft Heimat, considerada por la agencia de Inteligencia alemana como una agrupación de extrema derecha. Se le relaciona con el movimiento nacionalista 'Der Flügel' y figura en la lista de extremistas de ultraderecha de la Inteligencia alemana, según la revista 'Der Spiegel'.

A pesar de ello, según una última encuesta de intención de voto, el AfD cuenta con el 28 por ciento de apoyo, seguido de cerca por el candidato de los socialdemócratas del SPD, Dietmar Woidke, con un 25 por ciento. Detrás se encuentra el conservador Jan Redmann, con un 16 por ciento, según datos de INSA.

Estos resultados marcan una diferencia con las elecciones de 2019, cuando el SPD obtuvo el 26,2 por ciento de los votos, por delante del AfD y de la CDU. Los socialdemócratas buscan un sorpasso a medida que se acercan las elecciones, confiando en que la victoria de la ultraderecha en Turingia y el ascenso en Sajonia puedan revertirse y apoyar la formación de Olaf Scholz.

Los expertos señalan que, si bien antes se daba por sentada la victoria del AfD, ahora no es seguro y habrá que esperar al recuento oficial de votos de este domingo.

Woidke podría continuar con su coalición de Gobierno, aunque ha anunciado que renunciará en caso de no ser la formación más votada. Tras las elecciones en Turingia, la tarea de vetar al AfD se ha vuelto más complicada en Alemania.

El aumento de la popularidad del AfD ha reavivado los debates sobre la extrema derecha, la migración, la economía y la relación con Rusia, en medio de la invasión de Ucrania. El problema migratorio sigue siendo una preocupación principal para el electorado alemán.

El discurso de la formación se ha fortalecido tras un reciente atentado en Solingen, utilizado para impulsar posturas ultraderechistas de cara a las elecciones en Turingia y Sajonia.

El Gobierno federal ha retomado las deportaciones de afganos con antecedentes penales para calmar la tensión interna sobre el tema migratorio. También se ha propuesto un endurecimiento de las leyes sobre armas tras el atentado en Solingen.

Alemania ha implementado nuevos controles fronterizos para contener posibles riesgos de terrorismo, lo que ha despertado preocupación en países vecinos y miembros de la UE por la libre circulación en el espacio Schengen.

La Alianza Sahra Wagenknecht-Por la Razón y la Justicia busca captar votos de los indecisos actuando como puente entre el AfD y Die Linke, del cual se separó. A pesar de sus ambiciones federales, se encuentra en cuarto lugar en las encuestas, cerca de la CDU.

La líder Sahra Wagenknecht aboga por una postura equidistante ante la invasión de Ucrania, propone acercarse a Rusia mediante la diplomacia y destaca la falta de espacio en Alemania para más migrantes, alejándose de posturas más izquierdistas.

La campaña para las elecciones en estos estados orientales ha servido como preludio para los comicios federales del próximo año. Las principales formaciones alemanas insisten en mantener un cordón sanitario en torno al AfD en un intento por vetar a la ultraderecha.